Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

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La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



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¡BIENVENIDOS!

Una peculiar cenicienta. Leticia Cazorla Monzón.

Una peculiar cenicienta.
Quedaban apenas unas horas para que el baile de graduación tuviera lugar. Susana, al llegar a casa después del trabajo, vio a Sara, su hija, tumbada en el sillón escuchando música con el pijama puesto.
-          ¿No piensas ir al baile? – Le dijo.
-          ¿Al baile? No, la verdad es que no me apetece. De todas formas no creo que nadie quiera hacernos compañía a Emilio y a mí.
Emilio era el mejor amigo de la niña, le acompañaba a todos lados y evitaba que ésta entrara en peligro. Desde que Emilio llegó a la vida de Sara hace apenas unos años, no se han separado, pese a que muchas personas no entiendan lo imprescindibles que son el uno para el otro. Emilio es su perro Lazarillo, pues Sara quedó ciega con apenas 10 años cuando, por accidente, un bote de lejía que nunca debería de haber quedado abierto, le cayó sobre los ojos.
A pesar de las pocas ganas que tenía, la joven accedió a ir al baile cuando escuchó a su madre lamentarse en la ducha, una vez más, por lo que pasó en aquel maldito accidente, replicándose el haber hecho que la vida de su hija se convirtiera en un túnel kilométrico sin aparente salida.
Luces, un gran decorado, miles de fotos, rostros conocidos y en el fondo: ella. Ella, que desde aquel rincón veía a sus compañeros, los mismos que le habían hecho sentir como manzana podrida en medio del Edén. Ella se llama Lorena, proviene de una familia muy humilde y gasta su vida entre montañas y montañas de libros. Pese a todo lo que había leído nunca encontró nada que le ayudara a hacer amigos.
Dos chicas, dos vidas, dos historias y un solo final. Cada una en una esquina, pero mira si es grande el destino y la ciudad era pequeña, que sólo hizo falta un instante para que ambas se encontraran en la misma mesa. Minutos después, como si se conocieran desde siempre, ya habían intercambiado teléfonos, provocado risas y compartido no sólo unos preciosos zapatos de tacón – que Sara llevaba en una bolsa por si decidía cambiarse- sino que además habían compartido pequeños instantes de vida.
Un objeto tirado en medio de la calle llamó la atención de Lucas, un chico nuevo en la ciudad. Se acercó y cuando lo tuvo entre sus manos se dio cuenta de que se trataba de un reproductor de música que tenía pegada una pegatina rosa de una cara sonriente. Sí, preguntó a todas – o eso creía- las chicas de la ciudad sin encontrar a la tan misteriosa dueña de dicho aparato. En una cena familiar y hablando con su prima Lorena sobre el objeto que se había encontrado, ésta le dio la solución. El reproductor pertenecía a la chica de la otra noche, a aquella de mirada perdida pero llena de brillo.
Lucas insistió en que quería ser él el que devolviera el objeto a su dueña, sin saber que eso sería el comienzo de un gran cambio en su vida.
Pasadas la semanas y por acto de casualidad, los dos se encontraron. Él pensó que era la chica más guapa que jamás había visto. Por más que lo intentó, sólo pudo escuchar de su boca unas pocas palabras.
-          Tienes los ojos más bonitos que he visto nunca- le dijo Lucas.
-          ¿Para qué me sirven? – contestó ella - Están vacios …
Tras reflexionar unos segundos y decidir que sí, que él quería ser su "bastón", le dijo: - Recuerda: "lo esencial es invisible a los ojos. Sólo se ve bien con el corazón".

*Fotos: dos chicas (una modelo y otra con unos libros sobre la cabeza), un perro, un zapato de tacón y emoticono rosa de una cara sonriente.

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