Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

miguelangelguelmi.escribe.narramos14@blogger.com



En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



Por último, escribe o pega el texto en el cuerpo del mensaje.



¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

La niñez. Leticia Mendoza Díaz.

Esta es la historia de una niña que fue dada en adopción desde su nacimiento, despreciada por sus padres por ser niña. La encontraron en la puerta de un centro de acogida, dentro de una canasta en la que mal escrito ponía Sara. En ese centro la acogieron y la trataban como una criada, con tan sólo cinco años ya lavaba los pisos y fregaba la loza de sus cien compañeros.
Al cumplir los quince años, cansada de tanto limpiar y trabajar para aquellas personas que no la trataban bien ni le mostraban cariño, intentó escapar. Preparó sus maletas a escondidas y cuando todos sus compañeros y profesores dormían saltó por la ventana de su habitación, pero no contaba con que su tutora ya la había visto hacer las maletas. Así que esta la vigilaba constantemente sin que ella se diera cuenta. Cuando la joven Sara saltó, allí estaba Graciela, su tutora, quien la agarró y no la dejó marchar. Para castigarla la obligó a planchar la ropa de todos sus compañeros durante un mes.

Años más tarde, su vida seguía igual que siempre, sola y trabajando. Nunca le dejaban tiempo libre, pero se las ingeniaba para visitar el "ala" donde estaban los bebés y así disfrutar de una infancia perdida.
Un día lluvioso, mientras estaba asomada a la ventana de su dormitorio, vio como traían a un nuevo niño al centro. Como siempre, fue rápidamente a verlo, para arroparlo y no se sintiera solo.
Nada más verlo sintió algo que nunca había sentido, aquel niño le resultaba muy especial, tenía una sonrisa muy bonita, y al contrario que los otros niños no lloró cuando llegó al colegio. Sólo sonreía cuando estaba con ella.

Cuando apenas le faltaban unos días para su mayoría de edad y al fin conseguir su sueño de ser libre se le ocurrió adoptar al pequeño que llamó Marcos. Quería darle una vida como la que ella no pudo tener, siendo libre, teniendo amigos y jugando con ellos, ir al parque y hacer esas cosas que tanto gustan a los niños. Y así hizo, le ofreció una vida muy bonita a Marcos, y gracias a él, Sara revivió esa etapa tan bonita en la vida de todos, LA INFANCIA.

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