Isabel García Ortega ¿Y si es verdad?

  La noche de los sustos

Halloween o la noche de las brujas como todos o casi todos sabrán se celebra un 31 de Octubre, noche en la que niños y no tan niños se disfrazan para asustar. Esta tradición viene de atrás y es que se disfrazaban para ahuyentar a espíritus malignos  y que los no muertos no se llevaran a los vivos y ha seguido hasta el día de hoy, puerta tras puerta preguntando "¿truco o trato?" sin saber lo que verdaderamente podría pasar si alguien especial se lo preguntara. Pues bien, todo comenzó un 30 de Octubre con una niña llamada Caroline, tenía 13 años ella era de rostro pálido, cabello castaño oscuro y ojos claros, su personalidad era desafiante, valiente, timidilla a veces pero bueno. Ella estaba ese muy ilusionada por las horas que faltaban para Halloween, era la primera vez que la dejaban salir en esas fechas aunque tuviera que estar a las 10 en su casa no se quejaba siempre decía que "algo es algo". Le encantaba esa noche, atraía mucho su atención. Al llegar día tan esperado ella se vistió de bruja, su personaje favorito, y salió con alguno de sus amigos. Después de ir de casa en casa y recolectar algunas chuches decidieron ir al cementerio, a ella no le hacía mucha gracia pero fue. Al llegar allí se pararon y entraron algunos con miedo y otros de risas y fueron avanzando en tan tétrico lugar. Aquello era muy grande, no había mucha luz y había un poco de neblina. Se sentaron casi en el centro y empezaron a comer, a hablar y a reírse a carcajadas. Cuando de pronto el cielo se ilumino un instante y un sonido muy grande se escuchó… Todos se quedaron en silencio y con miedo, en la neblina se veían como sombras pero ¿Quién sabe lo que era?, ¿Y si fuera verdad que en esa noche se levantaban los muertos a llevarse a los vivos? Los chicos pensaron que fue un rayo y que las sombras eran producto de sus imaginaciones así que no le dieron mucha importancia. Caroline no estaba tan segura y sin que nadie se diera cuenta se levantó y fue a ellas… mientras sus amigos seguían haciendo bromas con fantasmas, burlándose de ellos y haciendo boberías, un grito muy fuerte se escuchó. Ahí, fue cuando vieron que Caroline no estaba y fueron a buscarla. La encontraron en el suelo tirada, con los ojos en blanco y una expresión de terror en su rostro, nadie sabía que pasó pero Caroline había muerto de terror.  Pero esa noche, no fue ella la única que murió…

La familia no se lo podía creer, y días después de su entierro empezaron a ocurrir fenómenos extraños en sus casas.