Ellos estaban tan felices sin hijos que no se podían creer que fueran a ser tres.
No tenían suficiente dinero y por ello, pensaron que debían ahorrar mucho antes de la llegada del bebé, pero lo que no sabían era que su hijo iba a necesitar más de lo que ellos pensaban.
Pasaron los meses y la mujer se puso de parto, por fin Alejandro iba a llegar a casa, los médicos les comentaron que el bebé era muy inteligente, tanto, que no le podía realizar el test de Apgar porque tenía más de un diez.
Pasó un año y estando solo el niño en la cuna con un cubo de rubik, se puso a combinarlo de una forma extraordinaria para su edad, los padres estaban sorprendidos pues ni ellos mismos había sido capaces de hacerlo tan rápidamente.
Entonces, decidieron llevarlo al médico para que lo revisaran, así que el padre puso al niño en el coche en el asiento del conductor para coger su silla del maletero y el niño arrancó y llegó hasta la esquina de la calle donde frenó.
Los padres pensaron que todo eran un sueño hasta que el doctor les dijo que su hijo tenía un cociente intelectual de un chico de 16 años, no había empezado a hablar porque no le había dado conversación. A continuación añadió en un tono risueño:
- Dentro de nada vienen los reyes, así que vayan poniéndose en situación porque el "bebé" pedirá muchas cosas.
Llegó el 5 de enero y dejaron al pequeño suelto con el mando de la televisión, éste cambió de canal poniendo la cabalgata de los reyes magos.
Luego, su padre se sentó a su lado y él le dijo:
- Los reyes magos están en huelga, ¿verdad?
A lo que el padre impresionado respondió:
- Sí, hijo, este año no pasarán por aquí.
Tarde entretenida.
ResponderEliminarEn una tarde de verano, en San Vicente de la Barquera, un mozo de la zona llamado David se encontraba tomando el sol en la playa a la vez que escuchaba en su ipod su canción favorita “Devuélveme la vida”.
Ese quince de agosto cuando el esbelto David estaba tumbado sobre su hamaca, divisó a lo lejos un yate procedente de Miami. En su cubierta yacía una jovencísima Miranda luciendo un perfecto bronceado aunque desgastado por tanto exfoliante.
Por otro lado, sonaba una melodía acorde al momento. Dicha melodía era el gran éxito “Agua dulce, agua salá”. Entre tanto, emerge del Atlántico un señor de mediana edad; era el fantástico Julio Iglesias.
Pasaron unos instantes cuando David, al reconocer los pasajeros de la embarcación, se levantó para dedicar unas estrofas a sus amigos que decía así:
“ Por el amor de esa mujer…
Somos dos hombres, con un mismo destino….”
Al oír ese canto melódico, Miranda se emocionó tanto que terminó cayendo al agua. Julio se ahogaba también de la impresión. Mientras tanto, Bustamante al percatarse de lo sucedido, se untó el cuerpo con la crema Vichy para luego lanzarse al agua en busca de sus amigos. David salvó a Miranda y a Julio a la vez, poniendo éstos a salvo en el yate.
Una vez recuperados Julio y su esposa, invitaron a David a cenar en el barco junto a Enrique Iglesias que venía de vuelta de Los Ángeles. Esa noche, la familia Iglesias y David lo pasaron genial.