Nos situamos en la costa sur de la isla de Gran Canaria, más concretamente, en el pueblo de Arguineguín. Allí nos encontramos con un chico apuesto, de buen ver y con una condición física bastante saludable. No obstante, hay que destacar que esta apariencia física casi inmejorable se ve truncada de forma inesperada.
Todo ocurrió hace un par de años. David Silva, ese joven apuesto y de condición física saludable, era un chico muy conocido por todos en la isla. Ello se debía a su gran pasión por el fútbol, y es que en muy poco tiempo Silva se dio a conocer tanto de forma nacional como internacional. El hecho de convertirse en todo un profesional del balón le concedió un gran poder adquisitivo y un gran reconocimiento cuyo valor lo situó en un alto nivel social. De esa forma, Silva pudo desarrollar un nuevo estilo de vida deseado, posiblemente, por cualquier persona. Pronto, comenzó a ver los resultados de su esfuerzo y dedicación hacia su gran pasión, la cual llegó a convertirse en el eje central de su vida de tal manera que pensaba que más allá de ese gran deporte no encontraría sustitución mejor.
Para celebrar tal triunfo, un día en fechas de Navidad, decidió hacer una fiesta en su casa a la cual invitó a todos sus amigos, familiares y compañeros de profesión. Su casa, que era nada más y nada menos que un enorme chalet, tenía un gran valor significativo para el joven, ya que había sido un regalo de sus abuelos como reconocimiento de su trabajo y esfuerzo. Por esta razón, Silva tenía un gran aprecio por el chalet y por los momentos allí vividos. Sin embargo, ese día y esa fiesta se llegó a convertir en una gran pesadilla para el jugador. Al principio, todo parecía marchar con total normalidad. El ambiente era casi inmejorable y los invitados se mostraban totalmente satisfechos. Todo iba muy bien hasta que…de repente, un malestar general se empezó a apoderar de algunos invitados y sobre todo de Silva. El motivo: una indigestión ocasionada por bombones Ferrero Rocher en mal estado.
Tal fue el efecto de los bombones en Silva, que el joven jugador empezó a notar con el paso de los días e incluso semanas, como su rendimiento físico era cada vez menor y su deterioro mayor. Nada pudo hacer por continuar con su carrera futbolística salvo esperar una temporada y rechazar, de forma razonable, la presión de los medios publicitarios para convertirse en la nueva cara de los Ferrero Rochers…
No hay comentarios:
Publicar un comentario