Lectores y escritores

En este apartado el protagonista es el lector y sus creaciones, EL LECTOR ESCRITOR, en su sentido más amplio; es decir, no sólo el lector de mis libros sino todo aquel que quiera enriquecer este rincón literario con sus textos. Envíalos a la dirección:

miguelangelguelmi.escribe.narramos14@blogger.com



En el "asunto" de tu correo escribe el título de tu composición, tu nombre y, si lo deseas, tu lugar de residencia. Ejemplo:





La luz en la niebla. Pedro Márquez. Gran Canaria.



Por último, escribe o pega el texto en el cuerpo del mensaje.



¡Y RECUERDA! Cuida la ortografía y los signos de puntuación.



¡BIENVENIDOS!

El corazón y los ojos nunca envejecen. Davinia Cerpa. Gran Canaria.


"El corazón y los ojos nunca envejecen"


          Una mañana de verano, después de un duro año de trabajo, Cris decidió que era hora de disfrutar un poco. Mientras pensaba qué podía hacer, leyó la portada de una revista que decía: "30 grandes viajes que hay que hacer en la vida". Hasta ese momento el joven no había viajado nunca, y le pareció una buena oportunidad para emprender tal aventura.
          En la revista encontró diversos destinos: Rajastán, Patagonia, Amazonas, la ruta 66, Orient Express, el río Ganges, Kenia, Polinesia, México... Tras horas de incertidumbre por fin eligió viajar a la India; su cultura y paisajes tan distintos de lo que él conocía le cautivaron, así que no tardó en buscar un billete de viaje que le llevara hasta su destino. Lo que nuestro amigo no sabía es que no habría regreso.
          Pasaron unos días de preparativos y despedidas, y por fin llegó el gran día. Nada más aterrizar Cris sólo pensaba en descubrir todo de aquel lugar desconocido, y entre sus ansias y curiosidad se entrometieron unos ojos. Claros como el agua, grandes como el océano y azules como el mar; así eran los ojos que Cris nunca olvidaría. No dudó en acercarse a la dueña de aquellos ojos y preguntar por su nombre:
          – Marina. – Respondió ella.
          Y en pocos segundos todo tuvo sentido. Tras las presentaciones, Cris se atrevió a invitarla a tomar algo, sin darse cuenta de que no conocía ningún lugar donde poder llevar a la joven. Por suerte, ella conocía cada rincón de aquella ciudad y no tuvo reparo en servirle tanto de guía como de acompañante. En sólo unos días, la pareja estableció tal relación de confianza y complicidad que Cris alargó lo que iba a durar unos días en unas semanas, y éstas en meses, y éstos en años; hasta que un buen día intentó recordar en qué momento se convirtió un simple viaje en su vida propia. Entonces, Marina lo miró y toda pregunta quedó respondida.

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